Un choque con repercusiones internacionales
Las tensiones entre Donald Trump y Volodymyr Zelensky estallaron el 28 de febrero de 2025 en la Casa Blanca. El presidente ucraniano visitaba Washington DC para oficializar la asociación sobre la explotación minera de Ucrania. En una declaración controvertida, Trump insinuó que Estados Unidos podría reducir su ayuda militar si los europeos no asumían una mayor carga financiera. También reiteró su postura ambigua sobre la OTAN. Sugirió que algunos países de la Alianza « no pagaban su parte justa » y que Estados Unidos no debería ser el único garante de la seguridad europea. Trump y su vicepresidente, J.D. Vance, criticaron e interrumpieron a Zelensky en varias ocasiones. Esto generó un ambiente tenso. Este altercado público no tenía precedentes en la historia diplomática de Estados Unidos. Fue la primera vez que un presidente en ejercicio atacaba verbalmente a un líder extranjero ante las cámaras.
Ante estas declaraciones, Zelensky reaccionó de inmediato, recordando que Ucrania no solo lucha por su soberanía, sino también por la seguridad de toda Europa. En una entrevista, denunció la idea de una disminución del apoyo estadounidense, advirtiendo sobre las consecuencias desastrosas de tal giro. Según él, un retroceso del compromiso de Estados Unidos daría una ventaja estratégica a Rusia y prolongaría el conflicto. La reunión terminó abruptamente sin la firma del acuerdo previsto sobre los recursos minerales ucranianos. Tres días después, el 3 de marzo de 2025, la administración Trump anunció la suspensión de toda ayuda militar a Ucrania, lo que aumentó las preocupaciones sobre el compromiso estadounidense con sus aliados.
Es en este ambiente de incertidumbre que se abrió la cumbre de Londres, donde la cuestión del apoyo a Ucrania sería el centro de las discusiones.
Una cumbre bajo alta tensión en Londres
La cumbre de Londres del 2 de marzo de 2025 tuvo lugar en un clima de fuertes tensiones internacionales. Las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania eran especialmente conflictivas. Los países europeos manifestaron su inquietud por la fiabilidad de Estados Unidos como aliado. La suspensión de la ayuda militar estadounidense a Ucrania aumentó estas preocupaciones.
Ante esta incertidumbre, una veintena de líderes europeos intensificaron sus esfuerzos para apoyar a Ucrania. El Reino Unido, bajo la dirección del primer ministro Keir Starmer, anunció una ayuda financiera de 1,6 mil millones de libras esterlinas para la compra de más de 5.000 misiles de defensa aérea destinados a Ucrania. Estos misiles serán producidos en Belfast, Irlanda del Norte, reforzando así la industria de defensa británica. Además, se concedió un préstamo de 2,26 mil millones de libras para apoyar las capacidades militares ucranianas.
Una perspectiva de tregua de un mes
El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, propusieron una tregua de un mes en Ucrania, cubriendo los dominios aéreos, marítimos y las infraestructuras energéticas. Esta iniciativa tiene como objetivo crear un ambiente propicio para las negociaciones de paz.
Por otro lado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó la urgente necesidad de rearmar Europa. Sugirió que la UE podría flexibilizar sus reglas fiscales sobre la deuda nacional para permitir a los Estados miembros aumentar sus gastos en defensa.
Los cuatro puntos clave de la cumbre
La cumbre concluyó con un plan de cuatro puntos para garantizar la soberanía y la seguridad de Ucrania. El plan prevé mantener el flujo de ayuda militar a Ucrania mientras dure la guerra, al mismo tiempo que se intensifica la presión económica sobre Rusia. Cualquier paz duradera deberá garantizar la soberanía y la seguridad de Ucrania, que deberá estar involucrada en todas las negociaciones. En caso de un acuerdo de paz, los líderes europeos se comprometen a disuadir cualquier futura invasión rusa. Finalmente, se formará una « coalición de países » para defender a Ucrania y garantizar la estabilidad a largo plazo.
La cumbre de Londres marca un punto de inflexión en el apoyo occidental a Ucrania. Ocurre en un contexto de fuertes tensiones entre Donald Trump y Volodymyr Zelensky. Las discusiones permitieron reafirmar el compromiso de los aliados. Se adoptó un plan estratégico que combina ayuda militar, presión económica sobre Rusia y fortalecimiento de la defensa ucraniana. Sin embargo, persisten incertidumbres sobre la evolución del conflicto. También hay dudas sobre la capacidad de la coalición para disuadir futuras agresiones rusas. El futuro de Ucrania depende ahora de la aplicación efectiva de estos compromisos y de la unidad occidental frente a Moscú.
